Lo primero y principal a la hora de dar o recibir un masaje es escoger un lugar agradable y tranquilo, que no esté ni muy iluminada ni tampoco a baja temperatura, pues hay que tener claro que para lograr que el masaje sea efectivo, debes crear todo un momento de relajación, ya que la técnica en sí no es suficiente. Las dos personas han de estar cómodas, sin importar si donde se va a realizar va a ser en una cama, en una silla sin respaldo o en una colchoneta sobre el suelo. La habitación donde se debe realizar el masaje debe estar lo más posible aislada del ruido y cuantas menos interrupciones se tengan durante éste, mucho mejor.
Además de tus manos y de tu buena predisposición, también necesitarás tener a mano otros utensilios como toallas (Necesarias para tapar las áreas que no se van a masajear y para evitar que la persona tenga frío), cremas (Propician el masaje, suavizando y nutriendo la piel), servilletas de papel (Asegúrate de que sean varias porque puedes necesitarlas para sacar el exceso de crema o aceite de tus manos o de la piel de la otra persona), aceites (Facilitan el masaje, llevándolo a un nivel de relajación más alto por los aromas que desprenden. Pueden ser de menta, limón, lavanda, eucalipto…)
Determina la parte del cuerpo donde vas a realizar el masaje. Para una relajación total es recomendable masajear gran parte del cuerpo, ya que son varias las zonas donde se acumula el estrés. Si dispones de poco tiempo enfócate en los hombros, el cuello y la parte superior de la espalda. Si hay suficiente tiempo, debes dar masajes también a los pies, las manos, las piernas, los brazos y la cabeza. En cualquier parte del cuerpo el masaje será más efectivo si la persona que lo recibe tiene dicha parte desnuda.
Aunque los masajes relajantes pueden realizarse en un entorno silencioso, una música suave y armoniosa de fondo ayudará a relajar a la persona que recibe el masaje y disimulará los ruidos externos que pudieran producirse. Tan solo unos diez minutos de masajes relajantes son suficientes para desconectarte del estrés del día.
Recibir masajes 3 o 4 veces a la semana sirve para mejorar tu salud en general, ya que tendrás una mejor circulación, estarás más relajado, se aliviarán los dolores en zonas específicas y hasta puedes recuperar la movilidad de ciertos tejidos que pudieran estar dañados. Lo más importante es variar la intensidad de las maniobras. Para lograr un estado de relajación y que el masaje relaje los músculos del cuerpo, es preciso que se ejerza presión en ciertos momentos y también que se afloje la intensidad en otros. No hay que ser un experto dando masajes, tan solo hay que combinar fuerza, movimiento y presión con manos, brazos y cuerpo.
En la espalda: Con los puños realiza pequeños círculos, desde la parte baja de la espalda hasta llegar a los hombros. Hay que evitar las partes óseas (como la columna vertebral y los omóplatos). Después se debe abrir las manos y "amasar" la espalda y los hombros.
En la cabeza: Debe utilizar los dedos para dar masajes circulares en el cuero cabelludo de la otra persona, desplázandolos desde la nuca hasta la frente, y regresando por los costados, enfatizando el masaje detrás de las orejas. Se debe repetir esta maniobra dos o tres veces. Es considerado uno de los masajes más relajantes
En hombros y cuello: Con las dos manos toma los hombros y realiza firmes movimientos circulares con todos los dedos, haciendo mayor énfasis con tu dedo pulgar. Hay que desplazarse desde afuera hacia adentro un par de veces y luego realizar la misma maniobra en el cuello, desde abajo hacia arriba.