Las redes sociales son un claro síntoma de estrés y tensión en las personas. El uso continuado del Smartphone, la búsqueda incesante de WI-FI y el uso excesivo de gadgets electrónicos, en general, impiden la total relajación de las personas, causando acumulación de estrés y de ansiedad. Todo ello está haciendo que cada vez más se esté recurriendo a “Olvidar” todo en casa y disfrutar lo máximo posible del mundo exterior, entre lo que incluye viajar.

Numerosos estudios indican que realizar un viaje, por lo menos una vez al año, reduce la ansiedad y alivia el organismo, haciendo sentir a la persona en cuestión más libre y animada. Enlazando con lo mencionado anteriormente ya hay muchos viajeros que huyen de la conexión permanente y  acuden más a lugares que incluyen la desconexión total como uno de sus atractivos. Se cotizan cada vez más y ya se habla del “Turismo Detox” especializado en viajeros que desean desengancharse de la tecnología, utilizando un lema muy original “¿Wifi? No, gracias”.

Lo moderno, original y saludable ya no es estar conectado en todo momento y lugar sino saber vivir sin tecnología, al menos durante las vacaciones. Viajar sin tecnología nos ayudará a disfrutar más y mejor de lo que vemos a nuestro alrededor y a sentir que realmente “Estamos muy lejos de casa, el agobio y las responsabilidades que el día a día nos trae”. Tras la “borrachera tecnológica”, aquellos que buscan la auténtica paz parece que están volviendo a los viajes sin tecnología que aseguran la desconexión total y la plena relajación.

Los viajes en barco suelen ser una buena opción para desconectar de la rutina
Los viajes en barco suelen ser una buena opción para desconectar de la rutina

Realmente no tiene mucho sentido escaparse al fin del mundo para desconectar y pasarse luego el día hablando con los amigos y familiares, contando en cada momento lo que hacemos o preocupándose por actualizar nuestra cuenta en twitter o facebook. Por ello, cada vez más sitios velan por el bienestar y el relax poniendo su granito de arena, que viene a ser desintoxicando digitalmente a los viajeros. Este es el caso de Algunas islas caribeñas como San Vicente o las Granadinas que aparte de unas playas magníficas, aguas transparentes y buenos hoteles, en sus estancias nadie se va a encontrar un ordenador, ni teléfono, ni wifi.

 

 En el caso de los hoteles, los hay que ya sustituyen los teléfonos y otros gadgets por juegos de mesa o libros. Algunos como el Quincy de Washington con paquetes especiales “unplugged” que incluyen descuentos importantes para comprar libros y proponen a sus clientes utilizar planos (en papel) para hacer recorridos por la ciudad (y por supuesto, se encargan de requisar a los huéspedes los aparatos electrónicos durante su estancia). 

El archipiélago en la Rías Bajas, en Pontevedra, gana reconocimiento por su paisaje, su ecosistema, y hasta sus playas, elegidas entre las mejores del mundo en algunas publicaciones. Un leyenda popular cuenta que Dios descansó en las Islas Cíes el séptimo día. La creencia, ilustra de algún modo lo que transmite el lugar. El estrés lo tiene difícil.

Ansó, en Aragón, es la prueba viviente de que la belleza natural puede resultar un remedio antiestrés efectivo. Redescubierto recientemente para el turismo, tiene la magia de los lugares que no cambian casi nada durante siglos. Ha logrado evadir la masificación, algo que en la España de hoy no resulta tan fácil, y conserva sus valores arquitectónicos, paisajísticos y, sobre todo, la tranquilidad de antaño.

Abarracín, de Teruel, fue elegido como el pueblo más bonito de España en más ocasiones de las que imaginas, Albarracín es una combinación única de belleza e historia. Posee un casco antiguo sobre las faldas de una montaña, junto al río Guadalaviar, que, con una tonalidad rojiza en sus construcciones, hace de este lugar un escenario exquisitamente relajante.