Es recomendable incluir diariamente un plato de verduras de hoja verde en el almuerzo y en la cena. En la cocina, podemos usar las verduras de hoja verde cocinadas de diferentes maneras y las podemos incluir en prácticamente cualquier receta: Ralladas en ensaladas o en sopas tipo oriental (en el caso de las coles), rehogadas, en ensaladas variadas, potajes, lasañas, batidos verdes, etc. La mayoría de ellas pueden almacenarse en la nevera durante varios días, ligeramente humedecidas y dentro de una bolsa de plástico perforada. Las hojas cosechadas tiernas y de estructura delicada se marchitan pronto; es mejor comerlas lo antes posible, o comprarlas el mismo día en que se van a consumir.
Las verduras de hoja verde se caracterizan por ser una excelente fuente de vitaminas, minerales y fibra a incluir en nuestra dieta habitual para que ésta sea saludable y gocemos de buena salud. Además de ser un alimento saciante, las verduras de hoja verde tienen muy pocas calorías, por lo que resultan muy beneficiosas para las personas que hacen dieta para adelgazar y quieren perder peso. Entre las vitaminas que nos pueden incorporar las verduras de hoja verde podemos resaltar su contenido en vitaminas tan importantes como la A, C y K, y minerales como el potasio, el hierro o el magnesio. Además, son ricas en clorofila, fibra y beta caroteno. Incorporar estas hortalizas en nuestra dieta nos ayudará a mantenernos sanos y a reducir los riesgos de padecer enfermedades como el cáncer o la degeneración macular. Por otra parte, contienen luteína y zeaxanthina, las cuales se piensa que protegen la vista de cataratas y degeneración de la macula. Por último, intervienen en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis de material genético y en la formación de anticuerpos en el sistema inmunológico.
Las plantas de hojas comestibles son bajas en calorías, bajas en grasa, altas en proteína por caloría, altas en fibra, altas en hierro, magnesio y calcio. Al igual que muchos vegetales contienen antioxidantes que ayudan al organismo a desintoxicarse, lo cual las sitúa entre los alimentos que ayudan a reducir los riesgos de cáncer. Además, se aconseja consumir verduras de cultivo biológico ya que así se asegura un aporte mucho más elevado de vitaminas y minerales, pero si la verdura no lo es, las partes externas de la planta no se deben comer ya que llevan la mayor parte de los productos químicos con los que se han fumigado.
Durante todo el año podemos disfrutar de diferentes verduras de hoja verde, tales como la col, col rizada o kale, coles de Bruselas, apio, borraja, canónigos, espinacas, lechugas, berros, cardo, llantén, hojas de mostaza, diente de león, acelgas, grelos, rúcula, hojas de zanahorias, de rábanos, de nabos, de remolacha y las de los rabanitos.
Además, este tipo de productos también tiene una finalidad cosmética, pues su alto contenido en nutrientes ayuda a mejorar el aspecto físico de aquellos que la toman. Además, la clorofila ayuda a combatir el mal aliento.
Productos de fácil acceso
Las acelgas se recomiendan para aquellas personas que padezcan estrés por su alto contenido vitamínico y de minerales. Tiene funciones anticancerígenas, diuréticas, laxantes, depuradoras y se recomienda a mujeres embarazadas, pues ayuda a la formación del feto. Además combate las infecciones respiratorias, son recomendadas durante la etapa de crecimiento y crean anticuerpos, producen glóbulos rojos y blancos y se recomienda en caso de tener las defensas bajas o problemas cardiovasculares.
Los berros, que son originarios de Asia Septentrional y Europa, se utilizaban en la antigüedad contra la reuma el escorbuto, las grietas en la piel y por sus propiedades anti inflamatorias, todo ello por su contenido en Vitamina C. Ayudan a abrir los pulmones y favorecen la respiración. Tiene propiedades anti cancerígenas, antihistamínicas y antioxidantes. Este alimento nos ayuda a cuidar la piel y mantenerla sana, tener un cabello sano y mejora la curación de heridas, entre otras cosas.
Por su parte, el apio es originario del Mediterráneo, del Cáucaso y del Himalaya y se caracteriza por su gran poder diurético. A pesar de haber dos tipos (El blanco y el verde), se le ha asociado propiedades importantes de tipo depurativo y para gran cantidad de remedios relacionados con temas digestivos. Contiene minerales como sodio, Potasio o Calcio y vitaminas C, A, E, entre otras. Se recomienda para reducir el colesterol y el ácido úrico. Ayuda a disminuir la hipertensión y prevé problemas cardiovasculares. Además tiene funciones depurativas, laxantes y sirve para retener líquidos.